Las grasas son el mejor aliado para mantener los motores en perfecto funcionamiento, al igual que los rodamientos, y cualquier pieza metálica móvil de toda máquina. Para algunos seleccionar la grasa adecuada es confuso, pero la realidad es que no debe serlo si se tiene la información adecuada.
En primer lugar es importante saber que, en general, las grasas son fabricadas con tres componentes principales: el aceite base, el espesante y los aditivos.
- El aceite base se encarga de lubricar y reducir la fricción entre las superficies en movimiento, y puede ser más o menos viscoso, dependiendo de su composición.
- El espesante cumple las funciones de esponja, al retener el aceite que se encuentra en reserva hasta que sea necesario lubricar nuevamente.
- Por último, los aditivos complementan la capacidad lubricante de los aceites base, mejorando también sus características, como, por ejemplo, añadir prevención de herrumbre y protección antidesgaste.
¿Qué se debe tener en cuenta al elegir una grasa?
En primer lugar, a la hora de seleccionar la grasa lubricante adecuada, se debe tener en cuenta la aplicación y aquellas condiciones de operación bajo las cuales deberá trabajar la grasa. Una vez delimitado esto, podrá seleccionarse la viscosidad adecuada de las grasas lubricantes a utilizar.
Es fundamental entender la viscosidad de uno de los elementos de la grasa: el aceite básico, para poder seleccionar la grasa correcta para cada aplicación y condiciones de operación a las que se someterá.
Existen en el mercado grasas lubricantes multipropósitos, pero este tipo de grasas puede traer consecuencias como no conseguir la lubricación o durabilidad adecuada según las necesidades de cada parte de una máquina.
Determinando la viscosidad requerida
Al momento de seleccionar una grasa, se debe tomar en cuenta la viscosidad apropiada, ya que esta debe garantizar que las superficies se separen adecuadamente sin causar mucha fricción, y esta viscosidad puede variar con la temperatura a la que se someta la grasa durante su funcionamiento.
Uso de las grasas muy viscosas y de poca viscosidad
Si se escoge una grasa de viscosidad baja, el lubricante podría no soportar la carga entre las piezas y escurrirse sin llegar a cumplir por completo su objetivo de evitar el contacto entre los metales, mientras que, si se utiliza una grasa muy viscosa, el lubricante no será capaz de llegar a todas las zonas donde es requerido, no llegaría a lubricar rápidamente durante un arranque en frío, y necesitara mayor fuerza para poder mover el lubricante por el sistema, lo que a su vez desgastaría más rápido la bomba de aceite.
Las grasas muy viscosas resultan ideales, de manera común, para utilizarlas en rodamientos y piezas que funcionen a una presión mayor, ya que esta presión aumenta los niveles de temperatura, pero debe ser posible el poder aplicarla en cada pequeño rincón de las piezas.
Por su parte, las grasas con poca viscosidad resultan ideales para los arranques de los motores en frío, ya que se mueve rápidamente por el sistema y alcanza altas temperaturas de una manera mucho más rápida.
En todo caso, siempre es importante consultar con un experto para poder seleccionar la grasa adecuada en base a las necesidades particulares de sus maquinarias y motores.