Sin importar si se trata de una perforadora manual, una perforadora móvil o una plataforma integral, las condiciones a las que esta maquinaria se enfrentará son sumamente difíciles y requieren de una correcta lubricación.
El esfuerzo que realizará el motor en el caso de las mecánicas, o la persona en el caso de las manuales será mucho mayor de lo normal. Por lo tanto, a mayor esfuerzo, mayor temperatura tanto en las brocas como el motor requieren de elementos que puedan disminuir el coeficiente de fricción. Esa fricción que es la principal causante de que se eleve la temperatura y sufran alguna ruptura.
Lubricación del motor
Los motores de las perforadoras de suelo son generalmente motores diésel, que por su naturaleza, requieren de una gran tolerancia térmica. Esto permite que la temperatura del motor soporte y sea una asistencia para la combustión del combustible diésel durante la compresión. Así es como puede prescindir de una bujía.
Al mismo tiempo durante el arranque en frío, el motor requiere toda la asistencia. En este caso no es térmica, es una lubricación entre los componentes que elimine la resistencia inicial en el movimiento. Así podrá desarrollar la compresión necesaria para que el diésel explote por su cuenta.
O que le sea más fácil a la bujía incandescente generar la primer explosión y así el motor se pueda mover libremente. Para esto se requiere mucha y buena lubricación.
Lubricación de la transmisión
La mayoría de estas máquinas perforadoras cuentan con una transmisión para que se pueda hacer el trabajo de manera progresiva y se disminuya el impacto que los componentes.
El motor, especialmente, puedan sufrir si se encuentran con algún elemento duro y frena de manera intempestiva el movimiento.
Las transmisiones son muy similares a las de un camión, pueden ser manuales o automáticas, y están compuestas de engranes y elementos que generan presión para que se realice el cambio de relaciones de engranes y así modificar el giro final.
Todos estos cambios e interacción entre engranes requieren de lubricación y un aceite de transmisión que sea capaz de generar la presión hidráulica suficiente para cambiar las posiciones, abrir las válvulas y al mismo tiempo mantener la temperatura adecuada para el funcionamiento.
Lubricación de flechas y brocas
Las flechas de la perforadora reciben una gran cantidad de presión y esfuerzo. Son las que más expuestas están a los elementos y entran en contacto con muchos de los contaminantes exteriores.
Más importante aún, con agua, que puede disolver fácilmente un lubricante. Las brocas de arrastre que están en contacto con el subsuelo, normalmente deben de ser enfriadas por agua, ya que no se deben exponer elementos químicos al suelo y subsuelo que pudieran afectar el PH y el ecosistema.
Las flechas llevan grasa de juntas homocinéticas o grasa de bentona, que además de tener una alta adherencia a los metales que lubrican, son muy resistentes contra los elementos y permiten un trabajo libre de fricción entre los componentes de la perforadora.
Una gran cantidad de maquinaria, como el caso de la perforadora de pozos, requieren distintos tipos de lubricación en diferentes elementos o sistemas del equipo. Por esta razón es necesario conocer su funcionamiento antes de realizar el mantenimiento.
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