La transmisión es un elemento fundamental en cualquier vehículo o maquinara con un motor de combustión interna. Esta se encarga de cambiar la relación de giro para generar torque o potencia, dependiendo de las necesidades.
En algunos casos el motor no puede sobrepasar las 10 mil rpm y necesita que las ruedas o equipo al cual le transmite la fuerza hagan el trabajo más rápidamente.
Todo este ajuste de la relación de giro entre el motor y el complemento final se logra realizando juegos de engranes de distintos tamaños.
Un ejemplo más simple de esto sería cuando el motor del vehículo o maquinaria gira a 1,000 rpm y está conectado a un engrane de la mitad de tamaño. El elemento final, las ruedas o el accesorio, girará a 2,000 revoluciones por minuto.
En caso contrario, si el engrane tuviera el 50% más de dientes que el del motor, el elemento final giraría a razón de 666 revoluciones por minuto.
¿Por qué requieren grasas o aceite las transmisiones?
Todo este juego, cambio de engranes de contacto y giro entre los engranes genera una gran cantidad de presión, fricción y esfuerzo. Para evitar alguna falla o ruptura de los engranes y componentes de la transmisión de la maquinaria, es necesario una grasa o aceite de transmisión.
Conforme la temperatura del metal se incrementa, este se dilata y debido al poco espacio con el que se cuenta al interior de una transmisión, podría resultar fatal para el sistema.
Podría ocasionar que los componentes encuentren mayor resistencia para su funcionamiento y por ello, mayor temperatura o hasta que los metales se vuelvan frágiles y se rompan.
Para evitar que esto pase es necesario agregar un lubricante de transmisiones de acuerdo con cada uno de los componentes que equipa la maquinaria.
Transmisiones automáticas
En el caso de que la maquinaria o vehículos cuenten con transmisiones automáticas, el líquido de transmisión hará la tarea de llevar la presión hidráulica generada para mover los componentes y dejará una película que permitirá que los engranes, baleros y válvulas trabajen entre ellas sin generar demasiada fricción.
Conforme pasa el tiempo y sobre todo, debido a las fuerza hidráulica generada al interior, el liquido de transmisión automática puede llegar a perder algunas de sus características y resistencia. El resultado de esto sería menor presión de la necesaria y sobre todo, pérdidas de lubricación.
Por esta razón se deberá de realizar un cambio de aceite lubricante cada determinado periodo de tiempo según lo indicado en el manual de servicio de dicha maquinaria.
Transmisiones manuales
Las transmisiones manuales de los vehículos y maquinaria normalmente están selladas y solo se agrega lubricante durante el servicio.
Debido a que en este tipo de transmisiones el operador elige la combinación de engranes requerida, no se requiere generar presión hidráulica.
Sin embargo, este movimiento de los engranes genera mucha presión en el lubricante de la transmisión y por esta razón, el sistema requiere una grasa de presión extrema, igual a la que se usa en los diferenciales de los camiones.
Transmisiones de cadena
En algunos casos, y con el fin de simplificar el tren motriz, se realizan transmisiones de cadena que cambian de relación con diferentes sprockets y así la relación de giro.
Estas transmisiones son utilizadas en maquinarias que requieren mucho torque y fuerza y no alcanzarán altas velocidades.
En este caso se requiere de una grasa como la bentona. Esta es altamente resistente al agua, contaminantes y se adhiere fuertemente a la cadena y componentes.
La prevención es la manera más simple de evitar descomposturas y retrasos. Para evitar esto podrás encontrar mucha información en esta liga.